No es lo mejor que han hecho, no es diferente y es demasiado corto, con apenas 35 minutos de duración que saben a decepción.
El álbum es probablemente la culminación del proceso que los robots emprendieron desde hace varios años por convertirse en humanos.
Un disco vacío que ni invita a bailarlo ni a emocionarse con él, aunque por momentos salgan destellos de creatividad.
Nos encontramos ante un disco digno de la calidad a la que Reznor nos tiene acostumbrados y que no decepciona. Tampoco esperen escuchar algo como The Fragile (1999), o LA masterpiece que tanto esperan, o algo parecido. Simplemente es un excelente disco.
Un disco que tiene buenas rolas, pero como unidad, les faltó mucho para estar a la altura de lo que sabemos puede dar Foals.