Finalmente salió un nuevo disco de The Strokes: The New Abnormal. Este es el primer álbum de estudio que edita la banda luego de una larga espera de 7 años. Un lanzamiento que era ansiado por muchos y que ha llegado en el momento ideal al estar el mundo entero detenido y aburrido gracias al confinamiento por COVID-19, pero también, un lanzamiento que es irrelevante para muchos otros.
Durante estos últimos días me ha sorprendido leer una gran cantidad de comentarios en redes sociales, incluso de “expertos musicales”, que dicen se abstendrán de escuchar un nuevo disco de The Strokes, una postura que tienen al pensar que la banda ya no tiene nada interesante que decir, e incluso, que tal vez nunca lo tuvo. ¿Realmente, la banda más importante a principios de este siglo, ha quedado estancada? ¿Es intrascendente la nueva música que han producido?
The New Abnormal: Un disco de The Strokes que no suena «a ellos».
Cuando empecé a escuchar por primera vez The New Abnormal (2020), tuve que cerciorarme que verdaderamente se estuviera reproduciendo este disco y que no me había equivocado al poner otro. En una primera impresión, no hay muchos rastros de aquella primera etapa dorada de la banda (1998 – 2005). Incluso el rango vocal y afinación de Julian ha mejorado de manera astronómica. Pero cuanto más he escuchado la placa, más me he percatado que sigue existiendo toda la esencia de lo que siempre han sido. Aún así, es obvio que The Strokes ha dado un paso firme hacia la construcción de un nuevo sonido, algo que ya habíamos notado en Comedown Machine (2013), pero esta vez de manera más contundente.
El primer cambio trascendental en la estética del sonido de la banda es la limpieza con la que suena cada canción. Atrás han dejado la intención de hacer que suene a una banda en vivo tocando en un garage. Todo suena completamente definido y perfectamente “masterizado”, bueno, no tanto ya que por momentos la compresión hace que se sature el sonido, pero de manera general, por primera vez escuchamos los instrumentos por separado sin que haya sobreposiciones entre ellos o sonidos rasposos (aunque admito que la tarola de Fabrizio sigue sonando un poco pastosa). Todo gracias a un Rick Rubin que ha estado detrás de la producción, a quien ya conocemos por haber producido algunos de los mejores álbumes de todos los tiempos, pero también por impulsar una tendencia en comprimir y saturar el sonido de discos a niveles irracionales, de manera que suenen a más alto volumen con un menor rango dinámico, algo que da la apariencia de sonar más moderno, pero le quita en realidad frecuencias que servirían para dar una mayor amplitud y dinamismo a la experiencia sonora.
El segundo cambio importante son las reminiscencias constantes a la música disco de los 80s. Los synths, pedales de las guitarras y el rango vocal de Casablancas, están alineados para intentar sonar a una banda influenciada en la new wave, el post-punk y la electrónica más pop de hace 30 años. Vaya, no dejan de ser una banda de rock, pero sí que se nota claramente una redirección de su sonido hacia algo más “tradicionalmente comercial”, algo con lo que ya habían venido experimentando desde Angles (2011) (“Machu Picchu”) y acentuando en Comedown Machine (“One Way Trigger”). Esta vez, su sonido ha logrado cuajar y ser más interesante que simples intentos aislados. Muy probablemente, The New Abnormal es el álbum con el sonido mejor logrado y más interesante de la banda desde First Impressions of Earth.
Pasando a la parte de las letras del álbum, Casablancas retoma muchos de los tópicos que siempre ha tocado: crítica a un mundo capitalista, motivación/desmotivación por vivir en la modernidad y una serie de nostálgicas reflexiones sobre la vida y las relaciones que él tuvo en el pasado. Vaya, los típicos temas que la banda siempre ha hablado y por los cuales han ganado un gran séquito de fans.
They’ve been sayin’ you’re sophisticated
The Adults Are Talking
They’re complainin’, overeducated
You are saying all the words I’m dreaming
Say it after me
Say it after me
They will blame us, crucify and shame us
We can’t help it if we are a problem
We are tryin’ hard to get your attention
I’m climbin’ up your wall
Climbin’ up your wall
El nombre del álbum, aunque no está relacionado con el confinamiento, ha quedado como anillo al dedo para representar, tanto el contexto en el que sale (mientras adaptamos nuestros hábitos a una nueva normalidad – o anormalidad – debido a la pandemia), como la nueva etapa de una banda que suena renovada.
Definitivamente la banda ha dado un salto creativo para mostrarnos la consumación de un sonido que han estado buscando en la última década y un mensaje que desde sus inicios han querido comunicar. Con este disco la banda se reivindica de la fría y mala entrega que significó Comedown Machine, la cual, en su momento se rumoraba, era una declaración para ser despedidos por su disquera, o una proclama de los integrantes para mostrar su disgusto en continuar en un proyecto que los catapultó a la fama sin estar preparados para ello.
Este disco es un manifiesto que expone que están muy lejos de ser definidos por un sonido en particular. En conclusión, si esperabas escuchar a The Strokes en The New Abnormal no lo vas a hacer ya que el sonido que asocias a la banda no es lo único que son, y esa es una gran lección que deberían tomar y aprenderse todos los que despotrican a una agrupación antes de darle una oportunidad, o no darle una escuchada, por mero prejuicio, a un disco que acaba de salir. Quienes no pensaban escuchar este disco, tal vez sí deberían hacerlo y reevaluar su gusto por la banda.
The Strokes es una banda de rock originaria de Nueva York, Estados Unidos, formada en 1998 por el vocalista Julian Casablancas. Tras el lanzamiento de su álbum debut Is This It en 2001, muchos críticos nombraron al grupo como «Los salvadores del rock». Han vendido más de 8 millones de copias en todo el mundo.
