Spoon es una banda que está envejeciendo muy mal, al igual que sus discos. Mientras que en la década pasada placas como Ga Ga Ga Ga Ga (2007) o Gimme Fiction (2005) nos parecían obras maestras incomparables y sobresalientes, con las reescuchas a través de los años suenan cada vez más vacías y sin chiste. Sí, siguen gustando, pero sólo por la nostalgia simbólica que representan.
Sólo Kill the Moon (2002) y en menor medida el extraño y surrealista Transference (2010) llegan a más o menos reenamorarnos de la suavidad de Spoon, justamente por las diferencias que supusieron respecto a sus hermanos álbumes y al soft rock de la época. Su nuevo álbum They Want My Soul era el posible ensayo perfecto para dar un paso hacia una nueva dirección, encontrando un nuevo sentido para volver a ser vigentes en la cultura pre-mainstream actual. Sin embargo, han desperdiciado la oportunidad intentando reconstruir un sonido que ya estaba guardado dignamente, en vez de tomar un camino más arriesgado.
¿A qué suena They Want My Soul? A canciones repetitivas que evocan a… Spoon. Se han limitado a utilizar su paleta de sonidos que ya establecieron como propia y a caer en el intento de hacerlo una vez más. El minimalismo que la banda crea ya no es cautivador. El clásico estandarte de «menos es más» se revela en esta ocasión como un «menos es menos», y eso que increíblemente este es el álbum más variado que han compuesto en su carrera.
Los dos primeros tracks nos dan una bienvenida plana que al final son las muestras representativas perfectas de todo lo que es en conjunto el álbum. «Rainy Taxi», tercer track, es una pieza que no encaja bien en el álbum; y no encaja porque es cautivante, una rareza bien hecha alrededor de un mar de obviedades. El otro momento «salvable» es «New York Kiss», epílogo con cierta recarga hacia la electrónica que intenta dar un giro en el argumento sónico del álbum.
Con ocho álbumes en su portafolio, Spoon es una banda ya consagrada. 20 años de carrera no los sobrevive cualquiera. En los primeros momentos de vida de la agrupación, principalmente en su disco Telephono (1996), la banda arrastraba con muchas influencias de la hegemonía que el rock alternativo permeaba en toda la cultura musical de la década de los noventa. Posteriormente reestructuraron sus aspiraciones creando álbumes más orientados a un folkpop minimalista que en el momento les funcionó bastante bien. Kill the Moon, Gimme Fiction y Ga Ga Ga Ga Ga fueron alabados inmensamente por fans y críticos. Lo cautivante de esos álbumes radicaba en su simpleza.
En la actualidad, y con un nuevo espectro para entender el minimalismo en la música, abierto por una nueva oleada de música folkpop a finales de la década pasada, Spoon queda relegado. Sin duda, para apreciar a la banda en toda su magnificencia, se debió de haber estado ahí, en el momento de salida de sus álbumes. Los que tuvimos la oportunidad, con cariño los guardamos en la memoria.