La presente reseña fue realizada con la versión lanzada el 30 de marzo a través de TIDAL y que posteriormente se anexó a otros servicios de streaming musical. Se determinó que esta versión ya contaba con los elementos suficientes para considerarse un trabajo «completado», gracias a las significativas mejoras en la remasterización que se le hicieron. El álbum sigue en un continuo proceso de mejoramiento pero, probablemente, los cambios que se le hagan no modificarán significativamente la experiencia estética.
Aquí estamos, enfrente de una de las etapas más criticadas de Kanye West por su vehemente campaña publicitaria no tradicional, en donde, con una actitud ególatra y narcisista, se intenta promocionar a sí mismo como uno de los personajes más influyentes del siglo XXI, y a su disco, como el mejor álbum de toda la historia. Y debemos de reconocérselo, Kanye hace un genial marketing que funciona adecuadamente y, además, crea un disco no tradicional que se irá finalizando poco a poco mientras se streamean las nuevas versiones, con lo que logra hacernos reflexionar sobre diferentes cuestiones, como es el peso que debería tener el autor en la definición de la trascendencia de una obra, los límites entre la obra en sí misma y su promoción, la inestabilidad de una representación social (es decir, de los hábitos) sobre el consumo musical y su publicación en la modernidad. Tantas cuestiones que, en realidad, a la sociedad le parecen vanas, prefiriendo no cuestionarse y sólo disponerse a consumir lo que le pongan enfrente y de la manera en que sea más fácil hacerlo.
Probablemente ni Kanye se cuestione sobre tan importantes cosas que le atañen a la industria musical, pero lo importante es la transgresión a las normas impuestas, que esas sí, esas sí que las ha roto consciente e impúdicamente con comentarios anti publicitarios y con un proceso de producción y publicación económicamente roto (ha tenido que pedirle prestado a Mark Zuckerberg, creador de Facebook, mil millones de dólares para «ayudar al mundo» con su arte, ya que parece que, crear este disco y modificarlo poco a poco mientras se van publicando en internet las nuevas versiones, cuesta mucho dinero). Y aun así ha salido victorioso, debutando recientemente en la posición 1 del Billboard 200.
Vamos, quien se tome en serio las declaraciones retadoras de Kanye y de sus allegados es porque no conoce la genialidad que tienen él y su esposa como mercadólogos y vendedores. Todo el teatro que han montado alrededor de The Life of Pablo nos abre los ojos para mostrarnos el gran abanico de herramientas que se pueden explotar cuando uno de verdad usa su creatividad para vender algo. Las estructuras en la industria deben romperse y abrirse a nuevas posibilidades. La mejor muestra de ello es el largo y extraño proceso que el álbum sufrió hasta lanzarse (y que aún no concluye). Todo siempre fue moldeable y se fue adaptando poco a poco: la fecha de salida, el tracklist, el título, incluso la masterización y la versión final del álbum. Kanye sabe que crear expectativas vende. Al final, muchas interrogantes quedan abiertas para que los escuchas y consumidores decidan los hábitos en la creación y consumo de la música del siglo XXI: ¿Es atractivo y necesario, para el producto final, que el artista transparente el proceso de producción? (PJ Harvey también experimenta con ello en su nuevo álbum, por lo que parece que muchos artistas tenderán a hacerlo). ¿Qué tanto derecho tiene el artista a imponernos un soporte para apreciar su obra? (Kanye ha decidido que sólo se pueda escuchar en Tidal).
The Life of Pablo is “a living breathing changing creative expression. #contemporaryart.” Kanye West.
Más allá de eso, en esta reseña nos interesa hablar de lo que, tal vez, debería interesarles mucho más a todos: la música. ¿Qué podemos encontrar en las entrañas del nuevo álbum de uno de los músicos más aclamados del nuevo milenio? Afortunadamente para todos: rap, mucho rap. ¡Y de qué calidad, señores! Parece ser que, más allá de las innovaciones al género, West se enfocó en crear un gran producto que reflejara lo que hay dentro de él.
La esencia de Kanye
El disco empieza con «Ultralight Beam», una canción espiritual que nos da una probada de la experiencia global del disco. En ella hay gospel cristiano y un rap excesivamente orgánico y honesto, hasta el punto de resultar desconcertante. Lo que se canta parecen las meditaciones reales de Kanye, más allá de una letra compuesta para ser comunicada a las masas. De esta forma podemos clarificar que la intención del autor no es decir algo, sino solamente mostrarse tal cual es.
En todo el disco se observa cómo el autor se intenta someter a la voluntad de Dios, pese al orgullo que le aprisiona. De la misma forma, intenta sentirse liberado de pecado y de los errores que arrastra, para no repetirlos nunca. Todo narrado íntimamente y orgánicamente, lejos de metafóricas construcciones o poéticas dilucidaciones, por lo que también observamos a un Kanye hablando de forma desvergonzada sobre su éxito, su carrera y su fama.
Por supuesto, también hay muchos momentos muy intensos; proyecciones de una vida llena de exceso, narcisismo y velocidad. Finalmente, creando una experiencia redonda y real, el rapero no se ha olvidado de los cantos más trascendentales: sobre el sentido y los sentimientos. Amor, esperanza, amistad y miedo, son los sentimientos que explora sin rezagos para hacernos dar cuenta que estamos frente a un ser humano y no a un semi-dios.
Sonido
En The Life of Pablo el objetivo ha sido crear un álbum consistente y refinado, algo que de forma general se logra, teniendo momentos épicos como «FML» y «Real Friends», que juntas hacen 8 de los mejores minutos que Kanye ha creado; aunque también tiene pequeños descalabros como «Feedback», que se siente poco trabajada y sin un lugar real dentro del disco. Atrás ha quedado la cristalización electrónica de Yeezus (2013) para darnos un álbum más tradicional de hip-hop, sin que deje de ser emocionante.
Las miles de sensaciones que transmite todo el tiempo son hechas gracias a las voces, el mayor atractivo del álbum. Se aprecia el gran cuidado que tuvo Kanye para que cada canto construyera la experiencia humana ante la que nos encontramos, algo así como el antagonista de Yeezus, su álbum artificial y robótico. Ecos, góspel, murmullos, muchas voces mezcladas para que funcionaran como instrumentos, un intensivo uso del v-coder, diversos colaboradores, samples en donde siempre predomina la voz: toda la experiencia es vocal. «Highlights» y su desencadentante «Low Lights» son las dos canciones que mejor ejemplifican esto, en donde los cantos se convulsionan de tal forma que evangelizan y nos convencen de lo merecido que es considerar este álbum como uno de los mejores de su carrera.
El perpetuo rompimiento de la continuidad también es excelso. Todo el tiempo se juega con este elemento, cambiando inesperadamente de un género a otro, o de un tempo a otro, creando del disco una muy variada combinación de ritmos y texturas que van saltando de una a otra, sin dejar de sentirse como parte de un solo concepto.
Al final, The Life of Pablo funciona por donde se le vea y cumple todos sus objetivos. Como arte contemporáneo, nos hace reflexionar sobre el uso de los medios, la promoción y los soportes que en la actualidad rigen los hábitos del consumo musical. Como música, es una obra sumamente producida que conecta en muchos momentos con el escucha empleando una exquisita variedad de ritmos, colaboradores y texturas, sin llegar a la pretensión. Como álbum, es una experiencia sólida que muestra la humanidad de un ser que, a veces, a través de nuestras pantallas, vemos como artificial.
Kanye West es un rapero, cantante, diseñador y productor musical estadounidense nacido en Atlanta, Georgia, el 8 de junio de 1977 y casado con Kim Kardashian en 2014. Publicó su álbum de debut, The College Dropout, en 2004, siguiendo con Late Registration en 2005, Graduation en 2007, 808s & Heartbreak en 2008 y My Beautiful Dark Twisted Fantasy en 2010. Este último, ha sido considerado por diversas publicaciones (GQ, Pitchfork, Clash, Billboard) como el mejor disco de la presente década. En 2013 lanzó su sexto álbum, Yeezus. En general, todos sus discos han recibido numerosos premios, incluyendo 21 Grammys, convirtiéndolo en el rapero que más premios ha ganado, sobrepasando los 13 de Eminem y Jay Z.
