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Reseña: Bloc Party – Hymns (2016)


Seductor y provocativo, la agrupación nos sorprende al entregarnos una placa tan buena que no se vale de la nostalgia ni de las modas para existir.
Estética del Sonido
9
Narración y Discurso
9.5
Técnica de Producción y Mastering
9.4
Creatividad
9
Nota de lectores0 Votos
0
9.2
Bloc Party - Hymns
BMG /// Producción: Tim Bran y Roy Kerr

Bloc Party regresa con un álbum de pop suave, sumamente bueno y complejo, al valerse de diversos sonidos y texturas para desarrollarse. Una verdadera delicia que sorprende por venir de una banda que se veía ya superada por su propio legado y por una escena que los había relegado.

Después de su legendario debut, Bloc Party nunca volvió a encontrar la fórmula mágica para hacer discos que fueran del agrado consensado de todos. A Weekend in the City (2007), su segunda placa, aunque demostró muchas buenas ideas y un talento desbordante que necesitaba ser expresado a través de diferentes sonidos, fue recibido dispersamente por la crítica. Intimacy (2008) y Four (2012), álbumes que experimentaron mucho más con la electrónica, fueron vistos con reservas y extrañeza por los fans que se negaban a evolucionar junto con la banda. Y ahora tenemos Hymns (2016), un nuevo cambio de dirección artística que revela la esencia metamórfica de Bloc Party, y que, al fin, logra mostrarnos un concepto igual de consistente que el debut bajo un enfoque diferente, pero que, probablemente la crítica tampoco se pondrá de acuerdo en su valor y en su belleza tomando en cuenta las calificaciones bajas que le han dado algunos sitios.

Seductor y provocativo, la agrupación nos sorprende al entregarnos una placa tan buena que no se vale de la nostalgia ni de las modas para existir. El rock alternativo que vimos en sus dos primeras publicaciones largas de estudio no se nota en ningún momento, mientras que la electrónica abrasiva de sus siguientes dos discos desacelera hasta quedar relegada a la simple función de ambientación de las atmósferas que se crean en los 48 minutos que dura la placa. El álbum se mueve entre baladas downtempo que progresan con suavidad y seguridad en todo momento, hasta piezas de baile alternativo que demuestran con una gran sagacidad que menos es más, y que el minimalismo puede ser extremadamente emocionante si se ejecuta adecuadamente.

Aunque el sonido que encontramos en Hymns siempre es reconfortante, no deja de ser sombrío y sincero, reflejando las tempranas influencias de sus integrantes: The Cure y Joy Division. Además de ello, durante muchos momentos se siente como una experiencia espiritual, cuasi religiosa, muy alejada de lo artificial; como si nos encontráramos ante una obra catártica en la que se deja el rastro de una transformación profunda para encontrar un sentido más trascendental de la propia existencia de sus integrantes. Una especie de desaprensión de lo superficial y de lo que eran, para llegar a algo más real, a algo más verdadero. La piel se enchina al escuchar los sintetizadores desgarrándose ante la voz de Okereke en “Different Drugs”, o los coros monosilábicos que escuchamos en “Only He Can Heal Me” que nos transportan a una especie de monasterio iluminado con un fuego primitivo, todo para explotar en ese solo de guitarra que parece imposible que sea tan abrumador con tan pocas notas.

Justamente Okereke se ha inspirado en mucha música devocional y en libros sobre himnos para generar sus nuevas creaciones. En su canto, el vocalista de la banda se dirige en múltiples momentos a Dios para encontrar respuestas sagradas a la vida llena de amor y desamor que ha experimentado; y nos da respuestas tan nítidas que se convierte en un evangelizador a través de un pop muy honesto.

Los dos nuevos integrantes, anunciados el año pasado después de la salida del bajista Gordon Moakes y el baterista Matt Tong, se desempeñan sobriamente presentándonos una batería muy limpia, llena de arreglos sutiles que engranan perfectamente con los teclados. El bajo, un poco más al fondo y opacado, dota de consistencia y volumen a las melodías que se nos van presentando. Sin duda, dos grandes talentos que refrescan adecuadamente el sonido que Okereke y Russell han querido maquilar desde que crearon la banda.

El álbum es extremadamente bueno por donde se le vea. Si se dejan de lado las expectativas incongruentes, las glorias pasadas y los prejuicios absurdos. Sin duda resulta en una experiencia extremadamente difícil de superar.

Bloc Party es un grupo británico de indie rock el cual ha sido relacionado con el tipo de música de bandas como The Cure, Mogwai, Siouxsie & the Banshees, y recientemente Radiohead. En febrero del 2005 la banda lanzó su primer disco, Silent Alarm, el cual fue aclamado por la crítica y nombrado Álbum Indie del Año en los Premios PLUG del 2006, así como Album del Año de la revista NME en el 2005. Con el éxito de este disco, en el 2007 lanzaron su segundo álbum de estudio, A Weekend in the City, el cual llegó a ser número dos en el UK Albums Chart, y número 12 en el Billboard 200. En agosto de 2008, la banda lanzó su tercer disco, Intimacy, llegando al número 8 en el UK Album Chart y al número 18 en el Billboard 200 en su semana de lanzamiento. Posteriormente, en octubre de 2009, la banda se tomó un descanso y los miembros se enfocaron en sus proyectos alternos, reuniéndose en septiembre del 2011, y poco después lanzaron su cuarto disco, Four, el cual entró en tercera posición al UK Albums Chart.