Animal Collective, una de las bandas más propositivas, ágiles e interesantes que ha visto el nuevo milenio, está lanzando una nueva producción discográfica, la cual continúa un legado ambicioso y honesto pero que lamentablemente pierde todo el factor sorpresa que hasta este momento había podido generar, quedando muy lejos de llegar al nivel de otras de sus obras como Strawberry Jam (2007) o Merriweather Post Pavilion (2009).
Siguiendo su tendencia más orientada a la electrónica empezada desde hace algunos discos, Animal Collective nos presenta una placa que lamentablemente ya no impresiona, limitándose a mostrarnos música en la que se conjugan varias ideas que sus integrantes han desarrollado a lo largo de su carrera; ideas que en algún momento nos cautivaron, pero que ahora carecen de atrevimiento.
Parece que esta vez su esfuerzo se orientó a dotar de orden y estructura a su música, intentando llevarla a la perfección absoluta, sin que significara una pérdida de su esencia, pero sí que dejara de parecer tan aleatoria. Y aunque lo han logrado (ABSOLUTAMENTE TODO, desde el arte del disco hasta la nota más escondida se sienten ahí milimétricamente manufacturados), el esfuerzo resulta en algo más bien somnífero.
Probablemente esté juzgando de forma muy severa a una de las pocas agrupaciones que se han encargado de mostrarnos una cara muy diferente de la música y de la forma en la que se puede plasmar la esencia en el arte en la actualidad, por lo que quiero ser claro: Painting With es una placa denotativamente genial; un disco que rompe los limites imaginativos, un disco con música atemporal en el que se plasma en cada segundo una creatividad tan incesante y explosiva que genera temblores y taquicardia al escucha; pero que, comparándolo contextualmente con otros momentos y discos de la agrupación, no genera el mismo sentimiento de asombro que en muchos momentos nos han regalado los integrantes. Vamos, por supuesto estamos hablando de Animal Collective y siempre podremos encontrar en su música el rock súper psicodélico, la histeria ecléctica y la experimentación impetuosa, pero esta vez, con una pérdida importante de vigencia y pertinencia. Es decir, Painting With, per se, y para alguien que nunca ha tenido contacto con la agrupación, es una obra maestra muy alejada de cualquier moda o tendencia imperativa que se suele seguir en la industria actual; pero que contextualizándola, en 2016 parece ser ya no tan vanguardista.
El sonido que se puede encontrar en Painting With podría catalogarse como un género creado por la misma banda, en donde combinan un montón de psicodelia ultra ácida con electrónica experimental, todo envuelto con cánticos mitad étnicos, mitad infantiles. Las letras, como es característico de Noah y David, juegan con el surrealismo híper abstracto y un inocente humor. Musicalmente se comporta como cualquier otra obra de la banda, con una alta recolección de ritmos místicos sincopados, mucha disonancia, compases compuestos y evocaciones a sueños y a rituales primitivos. Las diferencias las encontramos en que ahora sus canciones son más directas y rápidas, dejando atrás las ambientaciones etéreas que generaban paisajes más orgánicos. Todo es más sintético y organizado en este álbum, recreándose severamente con sus límites vocales, siempre intervenidos electrónicamente.
Entre los momentos más emocionantes del disco, sin duda encontramos a “Lying in the Grass”, una canción de instrumentación tan compleja y deslumbrante que forma ya parte de las mejores composiciones de la agrupación; sin embargo, que sea tan brillante, no significa que genere una conexión tan profunda con el escucha como otras de sus canciones más representativas: “Leaf House”, “Grass”, “Peacebone”, “My Girls” o “Today’s Supernatural”.
Poniendo todo en una balanza, Painting With se encuentra justo a la mitad, entre las placas más asombrosas que nuestros oídos han podido ser testigos (Feels (2006), Strawberry Jam, Merriweather Post Pavillion) y las obras más extrañas que nuestros amigos drogados han inventado (Danse Manatee (2001), Campfire Songs (2003), Here Comes the Indian (2003)). Así que si se es fan de la banda, y se han disfrutado cosas como Spirit They’re Gone, Spirit They’ve Vanished (2000), Sung Tongs (2004) y/o Centipede Hz (2009), probablemente uno encuentre divertido el disco. Si no se conoce nada de la agrupación, lo mejor sería entrarle con otros discos más propositivos.
Animal Collective es un un colectivo artístico que se ha establecido como banda, siempre con dos únicos miembros fijos, Avey Tare y Panda Bear, normalmente apoyados por Deakin y Geologist. Normalmente se ha definido a esta agrupación como «una de las pocas bandas que ejemplifica a la perfección lo que debería ser la música del siglo XXI; una constante evolución en el sonido buscando abrir nuevos caminos a partir de la experimentación, pero sin dejar atrás el aliento de las melodías pop».