En diciembre de 1998, Zurdok, una banda que pocos meses antes se hacía llamar Zurdok Movimento, entra a Rancho El Vinagrillo en Cercado Nuevo León para grabar el que muchos consideran el mejor álbum de rock mexicano de toda la historia. Aunque la agrupación apenas contaba con un álbum, ya empezaba a ser reconocida en los circuitos underground más importantes del país. Al final, un montón de factores se conjugaron magistralmente para dar el tan hermoso resultado llamado Hombre Sintetizador que salió en agosto del año siguiente.
La banda era producto de una dinámica que estaban adoptando las agrupaciones de Monterrey, y que consistía en influenciarse del rock gabacho más importante de la época, interviniendo su arte tanto con elementos de rock en español, movimiento que para ese momento ya estaba muy solidificado, como con sonidos globalizados que Inglaterra y Estados Unidos proponían principalmente. En Hombre Sintetizador, las influencias hegemónicas OK Computer (1997), Sueño Stereo (1995), Be Here Now (1997) y Urban Hymns (1997), se notan rápidamente en la producción cuidada y en los mensajes alienados que irrumpen entre la armonía y la distorsión.
El ser hasta ese momento una banda sin grandes logros, hacían que la presión mediática no se reflejara en sus creaciones. Justamente un rasgo muy característico de Hombre Sintetizador es la experimentación tan amplia con la que se dan el lujo de jugar en todo lugar y momento del álbum, algo que no hubiese sido posible si la exigencia externa hubiera predicho el tamaño de la banda y los hubiesen obligado a cumplir grandes expectativas. Al final, lo que lograron concebir los integrantes de Zurdok (en ese punto y como legado eterno) es un álbum lleno de metáforas y un sentido de viaje, continuidad y velocidad. Un álbum que genera más preguntas que respuestas. Un álbum filosófico que replantea desde lo básico y moderno el sentido y sinsentido de su propia existencia como seres humanos. Un álbum que se enfoca en la búsqueda del propósito de vida de cualquier hombre posmoderno.
Hombre Sintetizador: Un álbum conceptual que nos revela el viaje de un personaje, de la ignorancia a la verdad
El objetivo narrativo con el que compusieron las letras era mostrar el viaje que un personaje (narrado en primera persona) hace hacia la Luna, mientras otras voces (en segunda persona) le hablan desde el pensamiento (y metanarrativamente le hablan al escucha del disco). Sin embargo, todo el concepto sólo es sutilmente indicado. El mensaje en el trasfondo debe ser desentrañado por el escucha mediante la interpretación minuciosa de metáforas ambiguas durante los 57 minutos que dura el disco.
Desde que empieza a sonar el primer track titulado «Hombre Sintetizador I», uno sabe que no se encuentra ante un producto cultural cualquiera. El primer coro de la canción es distorsionado para dar a entender la pérdida de identidad del narrador ante un mundo opresor en el que cada día es más difícil encontrarse a sí mismo. Un mundo en donde los medios de información masivos nos quitan la voz y la capacidad de pensar para hacernos partícipes de una serie de repeticiones de mensajes que nos implantan. El mismo personaje en el coro nos explica el mundo caótico, opaco y poco claro en el que vive:
«A veces puedo saber: esto es realidad, a veces puedo creer: esto es libertad».
La segunda canción «Abre los Ojos» (una de las mejores composiciones en la historia del rock mexicano) aborda la búsqueda de la verdad, simbolizada como «la luz», y las consecuencias de las tinieblas de la ignorancia. Una nueva Alegoría de la Caverna de Platón, hecha 2300 años después que la original, y que hace pensar en lo estático que permanece el pensamiento humano sobre algunos temas. El mensaje central es la atención que debemos ocupar para abrir los ojos y encontrar la verdad; sin ella, nuestra existencia muere o peor aun, trascendentalmente somos olvidados.
La confusión existencial hace que el personaje haya perdido el rumbo de la navegación en su viaje y llegue a la paradoja de que la muerte, en ocasiones, hace trascender a los hombres.
«Cierra la boca y deja de respirar, si quieres llegar muy lejos».
También se puede tomar como la ironía que representa la vida misma. En una parte de la canción, la voz en segunda persona hace mención al empoderamiento para cambiar la realidad y nuestra vida:
«Abre los ojos, encuentra tu libertad; recuerda que todo se puede manipular»,
y nos exhorta a dejar de ser simples espectadores de nuestra presencia en el mundo.
El álbum se caracteriza por el gran número de instrumentos musicales que lo forman y le dan textura e identidad a cada una de las canciones. Batería, guitarras, bajo, contrabajo, banjo, teclados, flautas, oboe, clarinete, fagot, corno francés, trompeta, trombón, tuba, timbal, platos, clavecín, arpa de boca, triángulo, pandero, palo de lluvia, vocoder, marimba, flauta de vara kazoo, theremin, salterio, arpa, violines, shakers, cello, viola y campanas son los instrumentos que se llegan a escuchar en el disco.
En «¿Cuántos pasos?», un arpa de boca abre el camino para la aparición por primera vez del concepto de memoria, idea que se repetirá en lo sucesivo. La pregunta que se hace el personaje durante la canción remarca la necesidad de encontrar un sentido a la vida, por más que todo sea difícil. Paradójicamente, vuelve a llegar a la conclusión irónica de que la vida es un viaje monótono y existencialmente sin sentido:
«Todo es lo mismo, es un principio y final, y nada más».
El personaje, aunque demuestra cierta madurez en su actuar, es un ser sin voz y con dificultad para encontrar la verdad como símbolo que debe ser hallado. En «No Encuentro la Manera», se nos demuestra que tal vez la verdad es una construcción social, lejos de ser algo objetivo. El narrador hace hincapié en lo que el filósofo Kant llamaría imperativos hipotéticos esenciales para él: No fingir sentimientos, no buscar a otras personas como si fueran objetos idealizados, de los que siempre dudaremos. Él no lo hace, pero otros sí: es la dura crítica a las sociedades modernas basadas en la apariencia. Al final de la composición, menciona que «Nunca se va a acabar», dejando que el mismo escucha sea completamente libre de interpretar y elegir en su cabeza qué es aquello que no tiene fin.
Posteriormente entra un tema político, en un ambiente construído densamente durante la canción «…De Llegar al Final», una de las mejores composiciones de toda la carrera de la banda, en donde se hace referencia a la figura de los líderes que nos gobiernan. La humanidad está esperando la verdad y es deber de alguien enseñarla. Aquél que se le sitúe en el papel de líder de opinión puede llegar a ofuscarse por la fuerte pelea que el poder conlleva y que enloquece, pero que al mismo tiempo, hace virtuosos a los hombres. El personaje entiende que el destino es libre y puede ser modificado cuando uno se empodera, por lo que hay que elegir entre la virtud y la locura del poder, o encadenarse y perder la libertad. De la misma forma nos da a entender que fallar es parte del proceso inherente de la vida: «Libertad de cambiar tu destino al avanzar. Entender que caer es difícil de evitar». Al final de la canción, se revela que el personaje tiene un presentimiento de que algo importante sucederá y no tendrá forma de revertirse. «Si quieres llegar muy lejos» es la última frase, creando un enlace semántico con el track 3 y dejando una apertura a que la muerte es aquello que no tendrá forma de modificarse
Cuando empieza a sonar el track 7 el momento más interesante y extraño del disco hace su entrada: 12 minutos de música concreta sin letra que simbólicamente podría hacer una referencia a la muerte antes mencionada o a un evento importante, largo y caótico. Originalmente la canción estaba pensada para durar 45 minutos, pero la disquera se opuso. Un punto de referencia que obliga a entender a Zurdok como una banda muy arriesgada y adelantada en su contexto. El nombre de la canción «Hombre Sintetizador II» hace suponer que el hombre sintetizador está hablando. Dicho en palabras de los propios integrantes:
«Es una metáfora, de alguien especial que no le entienden, que no le quieren escuchar. El que escucha la canción oye ruido y no entiende. Casi nadie la escucha completa y le dan forward. Es parte del truco».
A partir de este momento, el sonido del álbum se aligera durante algunos minutos, dando la sensación de que estamos justo a la mitad de la obra.
Después del momento más experimental, entra un tema en donde se nos revelan los sentimientos más humanos del personaje: nostalgia, amor, desamor; todo explicado de forma visceral y transparente, justo como los sentimientos se presentan en la realidad; mencionando frases que conectan con las ideas y conceptos principales y más significativos del álbum:
«Si me advertí, que el error te hace crecer, ¿Cuántos debo cometer?».
Referencias al existencialismo se nos presentan una y otra vez, reiteradamente y sin piedad:
«No importa a dónde vas»,
Es como si estos argumentos atormentasen al personaje principal, al hombre sintetizador, mientras él mismo dilucida cómo el pasar y pesar del tiempo lo dejan atrás, en medio de la soledad.
En «Tal Vez», por primera vez el personaje se dispone a pensar en acciones concretas, dejando de lado las vagas interiorizaciones que nos ha narrado:
«Tal vez sea tiempo de pensar en vivir, en vez de siempre hablar de sufrir, y de siempre reprochar».
Las frases que canta nos muestran su hartazgo frente a la vida monótona, además de pensar que la verdad es una construcción difícil de apropiarse de ella. A veces la gente puede cegarse a propósito para no verla y no enloquecer ante ella. Nuevamente una metáfora algo parecida a las conversaciones de Platón en su Alegoría de la Caverna, donde los seres atados en la oscuridad de la ignorancia se niegan a creer en una nueva realidad, aunque parezca más verdadera.
«Estaba dormido, no pude pensar que el tiempo pasa sin preguntar dónde estás. Se acaba la noche y vuelve a amanecer. De nuevo otra vez»
Lo anterior es todo lo que nos dice el track más corto con sólo 35 segundos de duración. Parece que nos revelase el despertar del personaje hacia un nuevo mundo de libertad y verdad.
El hombre sintetizador, después de su despertar, es capaz de nuevas cosas que antes le eran impensables:
«Puedo cambiar el tiempo. Puedo volar sin viento. Hey, soy el hombre increíble. Puedo hacer lo imposible».
Una clara y nueva referencia al empoderamiento que produce la luz, el conocimiento y la verdad.
Cuando casi está a punto de acabar el álbum, la atmósfera se entorpece ante un track donde una voz con vocoder (una especie de «Fitter Happier» de Zurdok) nos dice:
«En cuanto me despierte, lo primero será buscar… Nos vemos en la Luna».
En ese momento se escucha cómo operadores de vuelos espaciales lanzan un cohete espacial, y el mensaje se torna claro: ¡La meta se ha alcanzado, se llega a la Luna!
Y entonces «Luna», un final bellamente orquestado, se convierte en el track donde los simbolismos hasta cierto punto se esclarecen. La canción, de muy difícil interpretación, nos explica entre esto y aquello que Luna es un ente omnisciente, al mismo tiempo que un punto alcanzable:
«Luna, ven a decirme más. Ya no aguanto la razón de mi confusión».
Todo acaba ahí. El tracklist «oficial» justo como está impreso en el reverso del álbum termina y es entonces cuando reinterpretamos todo el mensaje del disco y entendemos en parte que el mensaje principal, citando algunas palabras de Zurdok:
«Es una metáfora. El hombre sintetizador es todo aquel [ser] que es especial, que tiene algo diferente y la luna alguna meta que quiere lograr. [Trata sobre] todos los problemas que tienen aquellas personas con ideas diferentes para conseguir ciertas metas; porque hay personas que no las toman en serio, que no les hacen caso porque piensan que están locas».
Hombre Sintetizador representa una de las contribuciones más importantes a la música nacional. Un parteaguas que en su momento fue relegado, pero que ahora parece encontrar más vigencia y pertinencia en un mundo que cada día se vuelve más confuso, desorientador, alienante y desgarrador. Un mundo basado en apariencias y en el que el poder ha enloquecido a la gente. Muchas cuestiones planteadas en el álbum a modo de metáforas son incontestables, y aunque en este texto se ha tratado de dilucidarlas, merece la pena que cada uno de nosotros le encontremos la respuesta conveniente, iluminándonos con la verdad, la cual nos hará libres.