Debajo de una de las portadas más icónicas del rock, se nos concede una obra maestra atemporal que es obligación de todos los melómanos apreciarla. En su momento, Goo significó una deconstrucción y reconstrucción de todos los lineamientos y convenciones que el rock había creado en torno a sí mismo, generando con su influencia una nueva época de hostilidad hacia las melodías tradicionales del género, al castigarlas con una capa de un ruido taladrante y espectral.
Sí, Sonic Youth ya había establecido cuál era su estandarte en sus trabajos previos, como por ejemplo con Daydream Nation (1988), su placa maestra, en donde integraron de forma magistral toda la escuela de vanguardia artística neoyorquina que se vivía en la época; pero no fue hasta que apareció Goo cuando hubo un verdadero cambio en el panorama alternativo de todo el mundo. Eso No Soy presenta este análisis para rendir honores a uno de los mejores momentos que se han vivido en la historia del rock.
El Ruido
¿Pero qué es lo que hace a este disco algo tan especial? La respuesta sería: la accesibilidad en su sobrio y sombrío sonido. Antes de este trabajo, la banda ya había creado y consolidado una esencia distinguible dentro del panorama underground con sus clásicas guitarras preparadas (les metían desarmadores, clavos, baquetas y demás artefactos entre las cuerdas para hacer que sonaran extremadamente estruendosas), creando un sonido atronador y único (algo que se convirtió más tarde en tendencia), por lo que la innovación en este álbum fue llevar ese sonido a un nivel entendible por los oídos de cualquiera. Para lograrlo, reclutaron a Nick Sansano (productor de su placa previa) para que se encargara de la ingeniería y los engranes del disco junto con Ron Saint German, quien tenía experiencia produciendo trabajos de hardcore punk. El resultado fue algo mejor de lo que cualquiera podría haber llegado a entrever.
Con técnicas nuevas en la grabación del sonido, como colgar micrófonos en el pasillo del estudio de grabación o aislar al baterista Steve Shelley, el disco adquirió una identidad muy especial, conservando el característico sabor de la banda pero llevándolo a un nuevo nivel que se sentía finalmente como su primera «producción profesional».
El sonido de Goo tiene un tono futurista aunque distópico. El caos y la reverberación encuentran un punto de equilibrio para mostrarnos cómo suena el futuro (no hay mejor pieza que «Scooter + Jinx» para corroborar esto). La banda logró reunir todo el avantgarde para cuestionar a una aislada cyber sociedad que se construía en un mundo caótico y lleno de confusión: Punzantes guitarrazos que enturbian el ambiente; vibrantes percusiones que destacaron ya que el drum kit del baterista fue ampliado con diferentes platillos y toms: crudeza y potencia en su máximo esplendor.
Interesantemente, aunque la marca que creó Sonic Youth con Goo fue profunda y afectaría determinantemente la intención sonora de sus futuros álbumes, a nivel comercial el álbum tuvo un éxito mediano. De esas cosas que uno nunca llegará a entender del todo: ¿Cómo un disco que destapó e influenció el éxito comercial de toda una nueva escuela del rock, no fue comercialmente tan exitoso?
El Significado
En cuanto a los temas que habla el disco, éstos se construyen en todo momento mediante metáforas que nos trazan un camino hacia la locura, el sexo y las drogas. Con una semántica surrealista, se nos retrata el retorcido y psicodélico mundo de las ansiosas mentes de sus integrantes que colaboraron con las letras: Thurston Moore, Kim Gordon y Lee Ranaldo.
No hay entrada más perfecta para este mundo tan desenfadado que la clásica «Dirty Boots», la cual nos sumerge intensamente en un eufemista y cautivador viaje sexual.
Aquí vamos para otra vela, lo sé. Todas las chicas jugando en un rodillo de jalea [genitales femeninos].
Dirty Boots
En «Tunic (Song for Karen)», la influencia poética de Patti Smith fluye a través de las líneas que declama una Kim atormentada por un vacío existencial que la hace ser invisible. Esta canción es una obra dedicada a Karen Carpenter, miembro de The Carpenters, quien sufría de anorexia nerviosa y murió por complicaciones relacionadas a este padecimiento.
Me siento como si estuviera desapareciendo. Cada vez más pequeña cada día. Pero cuando abro mi boca para cantar, soy más grande de cualquier forma.
Tunic (Song for Karen)
«Mary-Christ», un hereje cántico hacia la libertad, funciona como preludio hacia uno de los momentos más emocionantes del rock: «Kool Thing», un himno ya consolidado en la actualidad que no hubiese repercutido tanto si su temática no presentara hachazos tan directos de protesta hacia el machismo y el control por parte del hombre hacia la mujer, todo endulzado por la voz de una Kim poseída.
Digo, ¿nos va a liberar, chicas? ¿Del hombre blanco, corporación, opresión? ¡Dí las cosas como son! No seas tímida. Alza la voz.
Kool Thing
De hecho, la mujer y lo femenino forman parte central del concepto del álbum, ya que se habla de ella en muchos momentos, como en «My Friend Goo» (canción que le da el título al disco), «Mildred Pierce», «Cinderella’s Big Score» y «Titanum Exposé».
Si yo pudiera darte cualquier cosa, te daría una patada. Prefieres tener un dólar, que un abrazo de tu hermana. Un frío te va a tomar, y congelará tus lágrimas. Acércate cariño, podemos estar tan cerca…
Cinderella’s Big Score
En «Mote», otro de los momentos cumbre del disco, Lee Ranaldo nos complace con un canto hacia la ceguera y la locura, mientras al fondo se escucha cómo la canción se derrumba en un mar de guitarrazos lanzados por él mismo y por Moore.
Cuando ves la espiral girando sola, y te sientes tan pesado que no puedes detenerla. Cuando este mar de locura te convierte en piedra, la imagen de tu vida dispara como un cohete.
Mote
El discurso que verbalizan los integrantes durante los 50 minutos que dura el disco retrata perfectamente la posmodernidad en el aspecto de que se nos revela confusión en la existencia; un nihilismo desgarrador que niega los valores vigentes y se limita a plasmar el menosprecio por lo establecido socialmente y a reconsiderar la autodestrucción como una forma de vida válida.
El Legado
Antes de Goo, Sonic Youth era una banda de culto que, aunque era glorificada tremendamente por una parte importante de la crítica, también era desconocida por la mayoría de la gente que se movía en los circuitos alternativos. Los discos EVOL (1986) y Sister (1987), piezas ásperas confeccionadas con mucho ingenio y suciedad, no eran para los oídos de cualquiera, incluso para aquellos que tenían contacto con bandas violentas en su sonido, por lo que difícilmente lograban hacerse de un eco trascendental en el panorama alternativo. En 1988, con Daydream Nation, las cosas cambiaron: rápidamente el álbum fue considerado un esencial de la época y del rock en general, lo que llevó a la consolidación de la agrupación como una banda fundamental. Sin embargo, esa sería sólo una carta más que la banda estaba jugando en una partida brutalmente emocionante.
Fue con el lanzamiento de Goo en 1990 cuando la banda cohesionó perfectamente sus intentos de llevar el noise a las audiencias más convencionales, y justamente eso fue lo que hizo que se convirtiera en uno de los mejores discos de su generación, pero sobre todo, en el comienzo de toda una nueva escena que refrescaría el significado de «independiente», algo que ni siquiera Daydream Nation logró.
Goo partía de la necesidad de encontrar la esencia del rock y combinarla con nuevas técnicas de grabación para proyectar sus ideas musicales al «Mainstream Alternativo». Nadie imaginaría que el resultado sería tan jodidamente perfecto como para generar una especie de espiral creativa que permearía en lo que más tarde se conocería como grunge y rock alternativo, creando una base sólida sobre la cual se catapultaría el éxito comercial de los actos más importantes de la escena independiente, como por ejemplo Dinosaur Jr., My Bloody Valentine y Nirvana; y en general, todas las bandas del grunge post-mediático (Pearl Jam, The Smashing Pumpkins, Mudhoney, etc). En otras palabras, como menciona el periodista Mark Paytress:
Los Sonic Youth contribuyeron al nacimiento del grunge y fueron cruciales para desterrar los sonidos de producción aséptica y los riffs estereotipados a finales de los ochenta. Preferían inspirarse en The Velvet Underground, la psicodelia y el post-punk.
Goo es la voz de una generación que no entendía el mundo y sólo lo podía explicar con un chorro de ruido. 30 años después de su lanzamiento, el disco parece estar más vivo que nunca y sigue retratando perfectamente al absurdo, confuso y estruendoso mundo contemporáneo.