Holy Fire era el primer álbum que esperaba con muchas ansias para este año… y terminó todo en una marranada (bueno, bueno, estoy exagerando, tampoco tanto así, pero definitivamente estoy decepcionado. Espero que mi fanatismo y adoración a los primeros sonidos math rock de Foals no sea la causa).
Aunque personalmente aplaudo que las bandas intenten renovarse en cada disco que sacan (por alguna razón, este argumento no aplica con AC/DC), esta vez les faltó mucho para estar a la altura de lo que ya habían hecho.
Antes de escucharlo ya había leído una entrevista a Edwin Congreave, tecladista de la banda, en donde mencionó, entre otras cosas, que Holy Fire tenía más coincidencias con Total Live Forever (2010) que Total Live Forever con Antidotes (2008), pero que aún así era un disco oscuro para ser de ellos. Aunque soy un gran fan de Antidotes, me elevó las expectativas el saber que iban, nuevamente, a cambiar de rumbo y abandonar la zona de confort en la que muchas bandas se quedan al ver que les está rindiendo frutos un sonido en particular, el cual explotan hasta el cansancio. Pero al escuchar este disco me he dado cuenta que en realidad cambiaron de rumbo para entrar en una zona de confort más amplia, con un sonido que no parece proponer nada.
El disco comienza con un preludio digno de un tercer álbum de cualquier banda que se quiere consagrar en el imaginario colectivo como una de las mejores de la actualidad. Después, con «Inhaler» empieza la acción… bueno, es una canción estilizada, oscura y que piensas que te está preparando para la acción, para lo que sigue: para lo que debió ser un álbum muy refinado. Pero el disgusto se dispara con «My Number»… y de ahí ya no se mueve el álbum. (Nunca había escuchado ni «Inhaler» ni «My Number», no me gusta escuchar sencillos aislados). Todo lo que sigue es algo que no les debió pasar por la cabeza hacerlo: un indie rock (ya sé que ese término es contraindicado para designar un sonido, pero ustedes saben a lo que me refiero, eso espero) aunque limpio, muy desgastado y simplón. Solamente en »Late Night», »Providence» y »Moon» (los mejores momentos del disco y donde se atreven a nuevas cosas) retoman la línea oscura con la que inicia el álbum; el resto son canciones pop con una fórmula repetitiva.
Una banda que siempre proponía tantas cosas, ahora no lo hace. Intentaron reciclar el sonido de Total Live Forever, pero lo hicieron con desgano: mucho más enfocado a hacerlo digerible que a otra cosa, intentando imitar la formulilla de «Spanish Sahara» que ya les había funcionado bien, pero haciéndolo sistemáticamente, sin explorar nuevos caminos creativos.
Eso es todo lo que voy a escribir. Hay buenas rolas, pero como unidad, les faltó mucho. A partir de ahora haré de cuenta que este episodio jamás pasó y que su tercer álbum lo sacarán hasta dentro de, aproximadamente, yo calculo, dos años.