Creo que Blood Red Shoes ha sido una banda medio infravalorada porque, su propuesta en el panorama rock, es medio comercial y medio cliché, sin embargo, sus composiciones, a lo largo de los 18 años que llevan de carrera, han sido muy consistentes y poderosas. Una propuesta de un rock de guitarras agresiva pero al mismo tiempo lo suficientemente melódica y tradicional como para lograr un éxito comercial consolidado.
Ahora han lanzado su sexto álbum de estudio Ghosts on Tape. Una experiencia que se siente muy cinemática, y con esto me refiero a que hay una estructura muy clara en el movimiento del disco, como si estuviésemos viendo una película que se mueve por una historia congruente: con una introducción obvia, un desarrollo estable y un desenlace esperable.
Sin embargo, esto no significa que Ghosts on Tape sea un gran disco, de hecho, pese a que su estructura se siente muy intencional, muy hecha a propósito, en muchos momentos se siente poco inspirada, haciendo lo mínimo para llamar nuestra atención como escuchas. Los tracks se sienten como parte de una súper producción que, lamentablemente, carece por momentos de creatividad y diversión. Los interludios que existen en el disco, la neta, sobran. La canción que cierra el álbum es muy aburrida. En definitiva, han tenido un conjunto de suficientes errores como para hacer que sea una experiencia muy tropezada.
Pero, después de hablar de los varios desaciertos que han tenido, quiero centrarme un poquito más en la producción, sin duda, la parte más destacable de esta experiencia. Producido por Tom Dalgety, quien ha trabajado también en la producción de álbumes muy potentes como el Head Carrier (2016) de Pixies o el debut de Royal Blood, ha intentado hacer que la dupla de músicos asuman en esta ocasión más riesgos, combinando su tradicional fórmula de guitarrazos ahora con sintetizadores, generando una narrativa sonora mayor lograda a través de un concepto medio sombrío y medio glam. La producción de este disco es, sin duda, el punto más alto que ha tocado la banda en toda su carrera. Pero, insisto, esto no ha significado en la concreción de un gran disco ya que creativamente se siente plano, frío, poco inventivo y muy forzado.
Aquello por lo que siempre me ha gustado Blood Red Shoes, por su dinámica, potencia y simpleza para transmitir emociones, no se ve por muchos lados en esta nueva experiencia.
