La tendencia de las bandas que formaron parte importante del metal alternativo en la década de los 90s (y sus subgéneros como el nü metal o el metalcore) es encaminar el género hacia círculos mejor aceptados socialmente. En los últimos años, grupos como Deftones, Korn, Limp Bizkit, Soundgarden, Linkin Park, Therapy? e incluso Chevelle (a partir del lanzamiento de su cuarto álbum de estudio Vena Sera (2007)), redirigieron su carrera hacia un metal más melódico. Por ello se podía predecir que Chevelle cada vez optaría más y más por álbumes que los lanzaran de lleno al mainstream. De hecho, eso parece que intentaron con sus últimos dos álbumes Sci-Fi Crimes (2009) y Hats Off to the Bull (2011), llenándolos de guitarras poderosas pero conteniendo sus instintos más oscuros.
Con su más reciente producción titulada La Gárgola (y para sorpresa de todos) retoman sonidos más ásperos y crudos, ensombreciendo las atmósferas en sus canciones, experimentando ahora más que nunca tanto con la voz de Pete como con disonancias y generando mucha tensión en las canciones pero controlando magistralmente la experiencia.
Aun siendo un disco con mucho groove y sin ser demasiado pesado, hay mucha violencia en La Gárgola. Desde que »Ouija Board» abre el álbum y hasta la última canción, todo es una gran explosión de guitarras estruendosas, una batería rotunda y un bajeo atronador que colisionan y reposan una y otra vez durante 48 minutos.
Semánticamente todo se trata sobre los pensamientos más primitivos y honestos que Pete Loeffler tiene consigo mismo. Escenarios construidos por un estado mental corrompido vilmente, en donde quebranta con el contrato social para satisfacer sus impulsos más oscuros, bestiales y pérfidos. Justo en la mitad del álbum (»Hunter Eats Hunter») logra salir de ese infierno, escapando de su cruel condena para empezar una lucha con su propia mente y huir de todos los demonios que le atormentan. En »The Damned» se arrepiente de haber dejado su oscura libertad, sintiéndose engañado. Finalmente, el disco cierra con »Twinge», en donde cuenta las horas esperando una punzada (probablemente la que acabará con su vida redimiendo su culpa).
La banda ha dejado los temas políticos desarrollados en su anterior trabajo, mostrándonos historias crípticas cercanas a la literatura de terror que funcionan como un escape para ahuyentar los tormentos que la mente produce. Han creado su propia gárgola para desahogarse del mal.
La fluidez del álbum es asombrosa, incluso cuando hay dos factores contra los que juegan: por una parte (en muchos momentos), Pete repite sus líneas una y otra vez obsesivamente, y por otra, éste es el álbum más largo de toda su discografía. Mantienen un buen nivel de cambios estructurales, matices, variaciones de efectos y diversidad de elementos para hacerlo a éste uno de los más sorprendentes y mejores álbumes de la banda.
En sus tres álbumes anteriores la agrupación llegaba a repetirse muchas veces, mostrando canciones muy conservadoras que no salían de los parámetros que ya habían establecido como »sello» de la banda. La crítica musical incluso muchas veces sólo se dedicaba a mencionar que nuevamente se escuchaba como Chevelle. En esta ocasión, aunque no abandonan completamente el sonido que han trabajado durante toda su carrera, sí rompen con varios esquemas que ellos mismos se habían puesto. Por ejemplo, olvídense de la canción con guitarras acústicas que parecía ser de ley en todas sus producciones. Eso sí, han mantenido dos tracks mucho más relajados que el resto: »One Ocean» y Twinge».
A partir de este momento no importa si la banda logra por fin un reconocimiento a gran escala o se mantiene dentro del gusto alternativo. La Gárgola es lo mejor que le pudo haber pasado a su discografía y eso debería bastar, sobre todo porque los años ya empezaban a pesarle a Chevelle.
Cada cierto tiempo nace una banda que redefine el camino de cierto género musical. Cada cierto tiempo nace una banda que, mediante la experimentación, integra nuevos límites a sonidos ya transcurridos, redefiniéndolos y construyendo nuevas oportunidades musicales que a partir de ese momento se convierten en infinitas… hasta que nace una nueva banda que redefine nuevamente el camino… Hablar de metal alternativo representa siempre mencionar grupos que a finales de los 80s construyeron nuevos límites musicales conjugando metal con funk, rap, rock alternativo y grunge. Bandas como Faith No More, Therapy?, Biohazard, Rage Against the Machine o 24-7 Spyz lograron crear toda una nueva escena con posibilidades infinitas que seguían dando voz a las clases y grupos sociales más segregados. Aunque tuvo una decaída importante a principios de los 00s, en la actualidad permea completamente en el mainstream musical.